A tiempo.

Alguna vez alguien dijo algo como “te vas a dar cuenta tarde”, estuve pensando en eso, en el tiempo; lo que es tarde o temprano, lo que es “a tiempo”.

Normalmente te dicen que “nunca es tarde”, “más vale tarde que nunca” y muchas otras frases que excusan la tardanza de alguna acción. Pero hoy yo no vengo a decirte nada parecido, al contrario; quiero que entiendas algo. Cuando alguien quiere irse, pero no sabe cómo hacerlo y es mucho más fácil forzarlo, culpar al otro en vez de tener coraje y decir: Me voy; desde ese momento, desde el momento en que te fuiste, fue tarde.

Me pase gran parte de mi vida esperando, esperando palabras, acciones, respuestas y hasta preguntas; y odio esperar, odio a la gente que llega tarde. Esta vez no me detuve a esperar, no mire atrás, tampoco corrí, solo camine, a paso lento, poco a poco; hasta se puede decir que fui lento con la esperanza de que me alcanzaras, pero no. Y mientras caminaba me equivoqué, me derrumbé, lloré, me rompí y estuve sola. Estuve triste tanto tiempo, lloré tantas noches y tomé, tomé por nuestro pasado que nunca regresará; paso tanto que en realidad no estoy segura de como logre avanzar.

Tal vez en otro momento, habría dicho que el destino nos volvería a unir, firme en la idea de que el hilo rojo amarra tu meñique con el mío. Tal vez tardé un poco, pero entendí que el “nosotros” terminaría sucumbiendo con el tiempo, que todo perdería los colores y se convertirían en grises, y apenas podría distinguir las sonrisas. Fue realmente difícil, me costó meses de llanto, una docena de libros sobre amor y un blog lleno de anécdotas de cómo día a día soporte tu perdida, pero ahora estoy aquí y tu allá; otra vez a destiempo, como cada vez que nos reencontramos, siempre yo tan pronto y tu tan tarde. Tu corazón tocando una suave melodía y el mío sordo de tanto oírme gritar. Volvemos al destiempo, porque es lo que sabemos hacer, encontrarnos por momentos, por segundos y luego lanzarnos en direcciones opuestas. Pero el hecho de compartir momentos, no significa que lo estaremos toda la vida.

Aquí estoy, de pie; no me encuentro donde solíamos estar, pero sé que estoy ya muy lejos de donde todo comenzó. Avancé, a pesar de que había tanto dolor en mí, tantas heridas; y no quiero regresar, no quiero volver a donde solo las lágrimas eran protagonistas. Y quiero que sepas que ya no soy la misma de antes, ya no soy la pequeña que lloraba por todo, que podías lastimar, que se culpaba por todo, ella quedo atrás; y solo quedo yo, llena de cicatrices, todas ellas marcan un tiempo, marcaron nuestro tiempo, conformando mi memoria. Ahora vámonos de prisa, estaremos a salvo, porque reabrir cicatrices no es una decisión inteligente.